jueves, 28 de noviembre de 2013

EL HOMBRE Y EL MUNDO



Un científico, que vivía preocupado con los 

problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar 

los medios para aminorarlos. Pasaba días en su 

laboratorio en busca de respuestas para sus 

dudas.


Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario 

decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, 

nervioso por la interrupción, le pidió al niño que 

fuese a jugar a otro lugar. Viendo que era 

imposible sacarlo, el padre pensó en algo que 

pudiese darle con el objetivo de distraer su 

atención.



De repente se encontró con una revista en donde 

venía el mapa del mundo ¡Justo lo que precisaba!. 

Con unas tijeras recortó el mapa en varios 

pedazos y junto con un rollo de cinta se lo 

entregó a su hijo diciendo: -”Como te gustan los 

rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto, 

para que lo repares sin ayuda de nadie”.


Entonces calculó que al pequeño le llevaría días 

componer el mapa, pero no fue así. Pasadas 

algunas horas, escuchó la voz del niño que lo 

llamaba calmadamente. -”Papá, ya hice todo, 

conseguí terminarlo”.


Al principio el padre no dio crédito a las palabras 

del niño. Pensó que sería imposible que, a su 

edad, hubiera conseguido recomponer un mapa 

que jamás había visto antes. Desconfiado, el 

científico levantó la vista de sus anotaciones con 

la certeza de que vería el trabajo digno de un niño.



Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos 

los pedazos habían sido colocados en sus 

debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el 

niño había sido capaz?



-Hijito, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo 

lograste armarlo?


-Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero 

cuando sacaste el mapa de la revista para 

recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de 

un hombre…


Así que dí vuelta a los recortes y comencé a 

recomponer al hombre, que si sabía como era. 

Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta la 

hoja y vi que había arreglado al mundo.


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